¿Qué implica cerrar una sociedad mercantil?
Cuando una empresa decide dejar de operar, no basta con dejar de vender o prestar servicios. Legalmente, debe pasar por un proceso llamado disolución y liquidación, que marca el cierre formal de sus actividades ante las autoridades mexicanas.
Disolver una sociedad significa que los socios acuerdan terminar el contrato que dio origen a la empresa. Desde ese momento, ya no puede realizar nuevas operaciones comerciales y solo permanece activa para resolver lo pendiente.
El siguiente paso: liquidar la empresa
Después de la disolución comienza la liquidación. Esta etapa consiste en cerrar todo lo relacionado con la administración del negocio:
• Se pagan todas las deudas
• Se recuperan los cobros pendientes
• Se venden los activos
• El dinero que queda se reparte entre los socios
Es un paso obligatorio según la Ley General de Sociedades Mercantiles y garantiza que el cierre de la empresa sea ordenado y válido ante la ley.
¿Por qué puede cerrarse una empresa?
Las razones más comunes para cerrar legalmente una empresa son:
• Se termina el tiempo de duración establecido en el contrato
• Ya no es posible cumplir con el objetivo del negocio
• Se pierde una parte importante del capital
• Los socios lo deciden por mayoría
• Lo ordena una autoridad judicial o administrativa
¿Cómo se lleva a cabo el cierre?
Hay dos formas principales de liquidar una sociedad en México, dependiendo del tamaño y situación de la empresa:
1. Procedimiento tradicional: Se realiza cuando la empresa tiene operaciones recientes, bienes o deudas. Incluye asambleas formales entre socios, designación de un liquidador, publicación de avisos, elaboración de balances, cancelación de registros oficiales y cumplimiento fiscal.
2. Liquidación simplificada: Aplica para empresas sin operaciones recientes, sin deudas, con socios personas físicas y al corriente en sus obligaciones fiscales. Este procedimiento reduce los pasos y tiempos, y puede completarse en pocas semanas si todo está en orden.
Funciones del liquidador
El liquidador es quien se encarga de cerrar los pendientes de la empresa. Su labor incluye cobrar y pagar deudas, vender bienes, preparar un balance final, repartir lo que reste entre los socios y tramitar la cancelación de la empresa en los registros oficiales. También debe conservar documentos contables y legales por un periodo mínimo de diez años.
Obligaciones ante el SAT
Durante la liquidación, también se deben atender ciertas obligaciones fiscales. Es necesario notificar al SAT que se inicia el proceso de liquidación mediante un aviso oficial. Desde ese momento, el ejercicio fiscal de la empresa termina de forma anticipada y debe presentarse una declaración anual anticipada. Aunque la empresa esté cerrando, debe seguir cumpliendo con sus obligaciones fiscales mensuales, como la declaración de IVA. Para evitar problemas, es fundamental que la empresa no tenga deudas fiscales, créditos fiscales abiertos o auditorías pendientes.
Conclusión
Antes de cerrar una sociedad, es importante revisar si existen otras alternativas como fusionarse con otra empresa o modificar la estructura del negocio. Si ya se decidió cerrar, lo mejor es evaluar la situación financiera, legal y fiscal para tomar el camino más adecuado.
Tanto el proceso tradicional como el simplificado tienen ventajas dependiendo del caso. Hacerlo correctamente evita problemas futuros con socios, clientes o autoridades.